Rios de risas, chanquetes, algún
que otro finito de más y de menos, chirigotas y dulce
guitarra española acompañan al
un-dos de la castañuela, traje y sevillana.
Desde la madrugá hasta ya entrado el sol del nuevo
día; se merecen este respiro tanto el caballo como los que a su
grupa pasean y qué mejor sosiego que la tranquilidad
y hermosura del campo.
Cuajados de hojas, delicadamente trabajadas por el artista y
creador, los árboles ponen el contrapunto al solaz recinto
de la feria y dejan ver en breves espacios abiertos la verja y accesos
a la casa bajo un inmenso azul cielo.
Todo es Arte y aquí, el descanso.
Dra. Abad
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