La pintura de Moncholc
es un auténtico placer. Una verdadera delectación espiritual, como en toda pintura Expresionista que está invadida por el subjetivismo. cada mancha es un impacto para la vista, cada cuadro puede producir mil emociones, No importa su interpretación ni su significado. Ni siquiera su representación. simbólica. Lo que importa es que produzca deleite que emocione y cautive. Hasta que estremezca a veces. Y la pintura de Moncholc es placer, emoción y estremecimiento. Es -que a nadie le quepa la menor duda- el efluvio en torrentera apasionada y arrebatadora del arte.
E.Covarrubias
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